El uso de alcohol en adolescentes una preocupación mundial.

El abuso de alcohol en la adolescencia es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en los jóvenes.

Por Sarah W. Yip, Sarah D. Lichenstein, Qinghao Liang, Bader Chaarani, Alecia Dager y otros. 

Introducción:

La adolescencia es un momento crítico en la experimentación del uso de alcohol debido al desarrollo cerebral continuo durante esta etapa. Este período se considera un punto esencial para la identificación de circuitos cerebrales que contribuyen a problemas posteriores en la vida, un fenómeno conocido como preadicción.  

Independientemente del consumo futuro de alcohol en la adultez, el consumo de alcohol en la adolescencia es en sí mismo un comportamiento adverso para la salud, y representa una de las principales causas de discapacidad y mortalidad. Al identificar los mecanismos cerebrales asociados con un riesgo temprano, el objetivo de los autores fue facilitar el desarrollo de nuevos enfoques de prevención e intervención para ayudar a mitigar el consumo problemático de alcohol.

Las teorías contemporáneas sobre el riesgo del consumo de alcohol enfatizan las funciones duales de los sistemas inhibidores descendentes que involucran estructuras corticales prefrontales y sistemas de recompensa subcorticales ascendentes. Sin embargo, la maduración típica del cerebro implica una compleja reorganización funcional de redes en lugar de una simple maduración lineal de regiones individuales.

Las diferencias sexuales en el desarrollo neurológico han sido ampliamente descriptas. Las mujeres muestran trayectorias de desarrollo aceleradas en relación con los hombres. También se reportan comúnmente diferencias de sexo en el consumo de alcohol durante la adolescencia. Por lo tanto, este estudio tuvo como objetivo identificar las redes neuronales que confieren vulnerabilidad al consumo de alcohol en adolescentes con consideración específica de las diferencias de sexo.

En una gran muestra de adolescentes se utilizaron datos de neuroimágenes adquiridos durante la realización de diferentes tareas cognitivas: una tarea de procesamiento de recompensas y una tarea de control inhibitorio. Se planteó que las redes identificadas durante los procesos relacionados con la recompensa serían más relevantes para predecir conductas de consumo de alcohol en adolescentes jóvenes (~14 años) versus adolescentes mayores (~19 años), y que las redes identificadas durante los procesos relacionados con la inhibición serían más relevantes para predecir conductas de consumo de alcohol en adolescentes mayores frente a adolescentes más jóvenes.

Métodos:

El consorcio IMAGEN recopiló datos sobre alcohol y neuroimágenes en 8 sitios. Los datos iniciales se adquirieron a la edad de 14 años, y los datos de seguimiento a los 19 años. El análisis se enfocó en la predicción del riesgo de consumo de alcohol a los 19 años. Los datos del inicio se utilizaron para identificar redes asociadas con el riesgo futuro de consumo de alcohol, y los datos del seguimiento se utilizaron para identificar redes asociadas con el riesgo actual de consumo de alcohol.

Los datos de neuroimagen se procesaron utilizando un método validado para generar matrices de conectividad funcional de participantes individuales (en adelante denominadas conectomas). Los conectomas proporcionan un resumen multivariado del patrón único de organización funcional del cerebro de un individuo. Si bien los conectomas son relativamente distintos entre individuos (es decir, capaces de identificar de forma única a los individuos, proceso conocido como huellas dactilares neurales), también varían en función del desempeño de tareas cognitivas o el estado cerebral individual. Los análisis se centraron en conectomas derivados de datos de neuroimagen adquiridos durante tareas de recompensa e inhibidoras.

Para el estudio se utilizó una muestra independiente de estudiantes universitarios de 17-23 años. El consumo de alcohol se evaluó mediante el test AUDIT, una medida de autoinforme validada sobre el riesgo de consumo de alcohol con puntuaciones totales que varían de 0 a 40.  Se recolectaron datos mediante resonancia magnética funcional (fRMI) durante una tarea de recompensa y durante una tarea de control inhibitorio.

El modelo predictivo basado en conectomas (MPC) comprende los siguientes pasos: (1) selección de características, en la que se utiliza la regresión para identificar características del conectoma asociadas con una variable conductual de interés (aquí, la gravedad del consumo de alcohol) en un conjunto de datos de entrenamiento; (2) reducción de características, en la que las conexiones identificadas se suman para crear un valor resumido para cada individuo en el conjunto de datos de entrenamiento; (3) construcción de modelos, donde las puntuaciones resumidas (variables independientes) se asocian linealmente con la variable de comportamiento (variable dependiente); (4) aplicación de modelos, en la que los modelos lineales resultantes se aplican a conectomas novedosos en un conjunto de datos de prueba para generar predicciones; y (5) evaluación del modelo, en la que se evalúa su capacidad predictiva, en base a la correspondencia entre lo predicho por el modelo y las puntuaciones reales de riesgo de consumo de alcohol.

Se realizaron modelos independientes del sexo (ambos sexos combinados) y específicos por sexo (femeninos y masculinos por separado).

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